martes, 9 de noviembre de 2010

Clase 32 -GC 2010

SENTENCIA, CRUCIFIXIÓN,
MUERTE Y SEPULTURA
Juan 19:1-42

Jesús sabía que el final de Su misión estaba muy cerca y no sería fácil pasar la siguiente etapa, pero estaba decidido a lograrlo. Nosotros debemos aprender de ésta gran ejemplo de actitud positiva, de perseverancia ante la adversidad y la oposición.

(v.1-16) Pilato sabía muy bien que Jesús era inocente pero las presiones políticas lo llevaron a tomar la decisión más conveniente y no la correcta. Todo estaba profetizado en las Santas Escrituras y Jesús tenía conocimiento de todo. La gente que recibió grandes beneficios de parte de Dios por medio de Jesús finalmente le dieron le espalda por la fuerte influencia de su vida religiosa, y decidieron darle la muerte. Hoy día hay persecución en nuestro país por tener la fe cristiana y han llegado hasta asesinarlos como sucede en el Estado de Chiapas, Hidalgo, entre otros.

(v.17-27) Jesús fue fuertemente azotado por los verdugos romanos que eran los más sanguinarios de esa época, sangró muchísimo por las herramientas que usaban para atormentar. Débil y cansado comenzó a cargar su propia cruz para morir ella. Burla tras burla y en medio del dolor también soportó la vergüenza de morir desnudo en una cruz como el más vil delincuente y asesino. Sus ropas eran finas que los soldados echaron suertes para repartírselas conforme a las Escrituras. Encomendó a Juan a María su madre para que viera por ella, aunque tenía más hijos pero esa fue la decisión final del Señor.

(v.28-37) Jesús estuvo en un dolor agonizante por varias horas, hasta que dijo: “Todo se ha cumplido” luego murió. Hay que resaltar la palabra “Todo” porque no dejo nada pendiente por hacer, la parte que le correspondía en Su misión la cumplió hasta el final con Su último respiro. El Señor es nuestro más grande ejemplo sin igual de la perseverancia, de aguantar todo sin desanimarse. Hebreos 1-3, 2 Tesalonicenses 1:4-6 y 3:5.

(v.38-42) Los discípulos secretos, José de Arimatea y Nicodemo, seguía a Jesús a escondidas por miedo a los judíos, pero en Su muerte dieron lo mejor para el Señor. No seamos cristianos secretos ni tengamos miedo al qué dirán o si nos rechazan o nos desheredan, debemos dar la cara por el Señor y estar dispuesto a todo. José y Nicodemo al final no le interesaron nada y prepararon el cuerpo del Maestro para la sepultura y le dieron uno nuevo para que ahí reposara Su santo cuerpo.

Demos lo mejor de nosotros a nuestros seres queridos en vida y no después de muertos. Demos lo mejor a Jesús ahorita que estamos vivos, con una vida santa y sirviéndole con amor y pasión, perseverando cada día hasta que Él venga por nosotros. Su muerte y crucifixión nos dio libertad y vida eterna. – “Gracias Señor Jesús por tomar nuestro lugar para darnos vida”

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