jueves, 30 de septiembre de 2010

Clase 27 - GC 2010

LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO
Juan 16:5-16

Siempre que tratamos a una persona, pasamos tiempo en convivencia, llegamos a querer, apreciar y a valorarla porque la llegamos a conocer. Fue lo que les paso a los discípulos de Jesús porque pasaron aproximadamente tres años, día y noche juntos, aprendiendo directamente del Maestro, por supuesto que no querían que esto acabara, pero Jesús vino a cumplir una misión que el Padre le dio y tenía que pasar a la siguiente etapa después de Su muerte, tenía que irse con el Padre a su diestra.

Los discípulos no conocían a la persona del Espíritu Santo y Jesús aprovechaba todas las ocasiones para enseñar a cerca de Él. Les explicaba que era muy necesario pasar a la siguiente etapa de Su ministerio a la diestra del Padre como intercesor de los cristianos y de cualquier persona que acerca a Dios por medio de Él. Hebreos 7:23-25

El Espíritu Santo es el único que puede convencer a cualquier persona de su Error, del pecado que está haciendo, que lo aleja de Dios y lo convierte en su enemigo. De Justicia, es decir, que hay solución por medio de la fe en Jesucristo para el perdón de los pecados y estar sin mancha delante del Padre. De Juicio, porque la paga del pecado es muerte si la persona ha decidido rechazar la única solución para ser librado de la muerte eterna, el único camino que nos lleva a la vida eterna, es decir, si la persona rechaza a Jesucristo entonces no podrá escapar de estar delante del Juicio del gran Trono Blanco que es solo para los impíos. Apocalipsis 20:11-15

El Espíritu santo es muy importante en nuestras vidas porque nos guía, nos dice lo que oye del Padre, nos anuncia las cosas que están por suceder, nos revelará lo que Dios nos ha concedido, y glorificará a Jesús en todo. Por eso debemos orar de la siguiente manera (como ejemplo): “Padre, te ruego en el nombre de Jesús que tú Espíritu santo me guíe y me muestre tus caminos…”

Con respeto a una persona podemos orar: “Padre, en el nombre de Jesús te ruego que tú Espíritu Santo convenza a Fulanito de tal de su error y pecado…” Simplemente los cristianos no podemos vivir sin el Espíritu Santo, porque es como el oxígeno para los seres vivos, porque si no lo tienes, te mueres. Lo mismo sucede con los creyentes, si no tienes la llenura y la plenitud del Espíritu Santo, simplemente tú ánimo, visión y vida espiritual se muere y está vacía.

No ignoremos la obra del Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros. Busquemos cada día conocerlo más, Su llenura y Su dirección, y sobre todo, ser totalmente dependiente de Él para desarrollar con éxito el ministerio de Jesús en el mundo, para que sean salvos de la muerte eterna.

Cuando dejamos que el Espíritu Santo obre en nosotros, estamos permitiendo que nos lleve a la dimensión de lo sobrenatural, de los milagros y maravillas, y estas señales nos seguirán a donde quiera que vayamos a predicar y ser testigos de Jesucristo. Marcos 16:16-18

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