jueves, 30 de septiembre de 2010

Clase 26 - GC 2010

NO SOMOS DEL MUNDO
Juan 15:18 – 16:4

Una de las cosas que debemos estar firmes es la “convicción” de nuestra FE, saber en quién hemos creído y que estamos dispuestos a seguirlo a pesar de todo lo que pueda pasar o pasarnos. Hay personas siguen una religión por la “imposición” de sus padres o de la cultura misma y realmente no saben en quién están creyendo y para qué, y puede pasar a los mismos cristianos.

Cuando tienes un verdadero encuentro con Jesús genera una convicción profunda y duradera acerca de Su sacrificio en la cruz, de Su muerte y resurrección, de que es el mismo ayer, ayer y siempre, esto solo te convierte en Su testigo fiel dispuesto a morir por su convicción.

En hechos 1:8, nos dice el Señor Jesús que seriamos sus testigos cuando viniera el Espíritu Santo sobre nosotros (unción = poder). La palabra “testigo” en griego es “Martir” y significa que está dispuesto a morir por alguna causa, y solo es posible cuando hay convicción profunda en su corazón con respecto a su fe en Jesús.

El mundo aborrece a Cristo y a los cristianos (discípulos de Jesús), porque no pensamos conforme el patrón o estructuras mentales que el príncipe de ésta mundo ha establecido a través de la cultura y de las diferentes religiones humanas y sectas. Dios nos escogió del mundo para redimirnos y limpiarnos de la maldad, pero el mundo no aborrece o nos odia porque somos luz, somos diferentes y no nos comportamos de acuerdo a su doctrina basada en la sabiduría diabólica. La sabiduría de lo alto o del Reino de Dios es Cristo Jesús. Santiago 3:13-18, Proverbios 11:2, 1 Corintios 1:24 y 2:7

Ahora nuestro Señor está a la diestra del Padre y no estamos solos o huérfanos, porque nos ha enviado al Consolador, al Espíritu Santo para que caminemos en la verdad y en la justicia, para que demos testimonio de la resurrección de Jesús, de está vivo y vive en nosotros, de las maravillas y milagros que ha hecho en nosotros y a través de nosotros.

Aunque vivimos en éste mundo, ya no somos de él, por lo tanto no debemos comportarnos de acuerdo a su ideología ni practicar sus inmoralidades que nacieron en el mismo infierno, que solo alejan a las personas de la gracia de Dios. Vivimos en el mundo para predicar a las personas que están lejos del Señor, que no lo conocen, que están sufriendo las consecuencias de su maldad, que buscan a Dios porque lo necesitan pero lo están haciendo de la manera equivocada.

Nos somos del mundo ni nos comportamos como ellos, nuestra nueva cultura viene de lo alto, nuestra nueva ciudadanía es del Reino de Dios, por lo tanto debemos tener la mentalidad del Reino, hablar y comportarnos como tal, siempre dando la honra y la gloria al Rey de Reyes, a Cristo Jesús.

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