PARA LA GLORIA DE DIOS
Juan 11:1-16
Jesús tenía amigos muy queridos que no dejaba de visitar cuando llegaba a Betania, era Lázaro, Marta y María. Siempre llegaba a su casa, comía y convivía con ellos. Muchas veces compartió la Palabra en su casa, ellos conocían las Escrituras por las enseñanzas de Jesús, tuvieron ese gran privilegio de escuchar la Palabra de Dios directamente de los labios de Jesús.
Lázaro estaba enfermo de algo muy grave, ya estaba en estado final o terminal y le mandaron a decir a Jesús que amigo querido estaba muy mal, que estaba agonizando. Marta y María vieron muchos milagros que el Maestro hizo frente a sus ojos y posiblemente pensaron que Jesús podía sanar a Lázaro y librarlo de la muerte.
Quizás esperaban que Jesús fuera de inmediato a ver a Su amigo Lázaro para sanarlo, pero la respuesta fue otra, porque se quedó dos días más y luego se fueron a Judea a seguir predicando y sanando a la gente. Humanamente diríamos: “Y eso que era Su amigo, que lo amaba”. Esta situación podría crear resentimiento en el corazón de las personas cuando no ven una respuesta rápida y favorable de parte de Dios, o una repuesta exprés a nuestro favor.
Jesús sabía la gravedad del asunto pero también sabía y conocía perfectamente la voluntad de Dios, que la enfermedad no era de muerte sino para que Dios fuera glorificado. Todas las circunstancias deben glorificar al Señor, son oportunidades para que el poder de Dios se manifieste en el tiempo marcado por Él y no por nosotros.
Debemos cambiar nuestra mentalidad egoísta porque solo pensamos en nuestra situación, en nuestro bienestar, pero no pensamos en glorificar a Dios y que en cualquier respuesta que nos dé y en el tiempo que Él marque para nosotros, debemos siempre glorificarlo con un corazón agradecido.
Jesús sabía perfectamente que Dios manifestaría Su poder en Lázaro resucitándolo de los muertos y eso creaba un gran gozo en el corazón de Jesús, porque el Padre sería glorificado y vería de nuevo a su amigo con vida. Ésta es la mentalidad que debemos tener nosotros también ante las circunstancias adversas, pensar que Dios sea glorificado sobre todas las cosas y que aceptemos Su tiempo para ver Su respuesta y milagro. Esperar no es fácil pero es mejor cuando solo buscamos glorificar al Señor. No es resignación, es fe en acción hasta el final.
¿Cuánto tiempo llevas esperando la respuesta de Dios? ¿Piensas que ya se le olvido a Dios responderte o que está muy ocupado? o ¿Qué tú no eres de sus favoritos? – Desecha todos estos pensamientos y mejor piensa en glorificar a Dios en todo tiempo, tengas ganas o no.
Somos sus hijos, también sus amigos, nos ama y siempre está pensando en nosotros, en nuestro bienestar. Salmo 139:17-18, Jeremías 29:11.
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