YO NO SOY DE ESTE MUNDO
Juan 8:21-30
Que importante es saber y conocer nuestra identidad, no tan solo saber quién soy, sino también de dónde soy y a dónde voy. Jesús tenía bien marcada su identidad aunque los que lo escuchaban no entendían lo que decía al respecto. El lugar de donde venía el Señor no se tolera el pecado y la única manera de llegar al Padre es sin pecado, por eso los israelitas no podían llagar directamente al Reino de los cielos y eso les causaba mucha confusión porque chocaban con sus ideas religiosas que habían heredado.
Si las personas no creen en Jesús como Señor, entonces morirán en sus pecados y quedarán destituidos de la gloria de Dios, porque la paga del pecado es muerte. Las obras que puedan promover cualquier religión no son suficientes para alcanzar la salvación, porque el único sacrificio validado por Dios es el que hizo Jesús en la cruz del calvario, por eso Él es el único camino para llegar al Padre.
El hombre si muere en sus pecados será juzgado de acuerdo a sus obras y Dios pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras, que son el resultado de la obstinación y el corazón empedernido del ser humano. Romanos 2:5-11
Jesús no hizo nada por su propia cuenta, pues todo le fue enseñado por el Padre y lo único que buscaba el Señor era agradar al Padre. Lo mismo debe ser con nosotros, pues la Biblia nos enseña a conocer a Dios, amarlo, honrarlo y agradarlo en todo, esto nos da una seguridad que el Padre está con nosotros siempre. Cuando las personas andan en malos pasos, no tienen ésta seguridad en su corazón porque no andan como Jesús anduvo. 1 Juan 4:13-18
Nosotros debemos tener una mentalidad de Reino, porque no somos de ésta tierra, aquí solo estamos de paso como peregrinos, porque nuestra casa está en el Reino de los cielos donde Jesús nos ha preparado un lugar especial para nosotros. Mientras estamos aquí debemos concentrarnos en agradar a Dios en todos nuestros actos, palabras y pensamientos, en extender Su Reino por toda la tierra porque es la tarea que nos ha dejado y debemos obedecer. Juan 14:1-4, Mateo 28:18-20.
Debemos estar convencidos de nuestra identidad en Cristo, quiénes somos en Él, la autoridad que nos ha delegado en Su Nombre, el privilegio de ser hijos de Dios y la seguridad que pasaremos la eternidad gozando la presencia de Dios. Estamos en el mundo pero no somos del mundo, ni pensamos como piensa el mundo.
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