PERMANECIENDO EN JESUS
Juan 6:41-59
Cuando el hombre trata de razonar los principios del Reino, el resultado es frustración e incredulidad. Los israelitas murmuraban por su incredulidad a pesar de las evidencias que Dios daba respaldando el ministerio de Jesús. Si Dios te ha demostrado que es poderoso en muchas situaciones de tú vida, entonces ¿Por qué batallas con la fe, por qué no le crees?
La murmuración nace de la incredulidad y la queja es una forma murmuración, porque dices que Dios no te escucha y se ha olvidado de ti. Dios es fiel y debemos sincronizar nuestro tiempo al tiempo de Dios, para esperar tranquilamente porque Él no llega tarde.
Comer el pan de vida es comer Su carne y esto es de manera simbólica y espiritual porque no somos caníbales, y esto desato en los israelitas un alboroto porque lo razonaron y no lo vieron con los ojos de la fe. La Biblia está llena de riquezas espirituales que solo pueden ser recibidas por revelación y vistas con los ojos de la fe y no del razonamiento. Las promesas se activan con la fe y se reciben por fe.
La cena del Señor (La Santa Cena) es la representación de comer Su carne y beber Su sangre, recordando el sacrificio que Jesús hizo en la cruz por nosotros, tomando nuestro lugar para morir en la cruz. También confirma nuestro pacto que hemos hecho con Él. Esto nos mantiene en una permanencia con Él y Él con nosotros, porque nos impulsa a mantener una conciencia limpia delante del Señor. 1 Corintios 11:23-32
También lo que nos ayuda a permanecer en el Señor es comer a diario Su Palabra, leerla, meditarla, estudiarla, memorizarla y practicarla, porque alimenta nuestro espíritu y lo fortalece para seguir adelante con valentía, enfrentando cada batalla con el poder del Espíritu Santo.
La Palabra alimenta nuestra fe y nos revela a Dios. Lo más importante es que conozcamos a Dios y a Jesucristo a quien Él ha enviado, para permanecer en la vida eterna con nuestro nombre escrito en el libro de la vida. Esto nos hace vivir con una conciencia limpia y tranquila, disfrutando al máximo la vida con Dios manda.
Entre más Palabra haya en nosotros, nuestra fe crece, nuestra raíz se profundiza en Su Palabra y la retenemos en nuestro corazón. Esto nos ayuda a dar fruto al ciento por uno. La permanencia en Dios depende de tres factores: La Palabra, Oración y Obediencia. Lucas 8:11-15
La permanencia trae fruto y eso es lo que Dios espera de nosotros.
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