JESÚS Y LA SAMARITANA
Juan 4:1-26
En la actualidad podemos oír de un sinfín de religiones que proclaman que su iglesia es la que verdaderamente tiene el conocimiento de Dios y que es su iglesia por la que va regresar Jesucristo. Todo esto nos lleva a considerar que el hombre sufre de un vacio en su interior, el ser humano aun y con todos los adelantos tecnológicos sigue teniendo hambre en su interior.
Para entender la rivalidad entre los samaritanos y los judíos debemos de tomar en cuenta la historia. Dios eligió a Jerusalén como el centro de adoración para Israel. Jerusalén estaba edificada sobre el monte Moriah, y era el sitio en el cual edificó Salomón el templo (2 Cr 3.1, 2). Jerusalén era decididamente la Ciudad Santa (6.6; 12.13; Jeremías 3.17; Zacarías 14.16). Recordemos que Israel se dividió en dos reinos (931 a.C.) (1Reyes 12: 1-20).En el año 722 a. C., los asirios conquistaron a las diez tribus del reino de Israel, la Biblia cuenta que el pueblo original fue al exilio y fue reemplazado por gente foránea a quien se le dio cierta instrucción religiosa similar a la judía.
El inicio del encuentro de Jesús y la samaritana se ve obstaculizado en un principio por la religiosidad. Jesús pide le cubra una necesidad muy básica como es la de darle de beber agua. La mujer tenía todo para cubrirla pero le da por respuesta la rivalidad que existe entre samaritanos y judíos, olvidándose por completo del tema del amor y Dios nos manda amar a nuestro prójimo (Levíticos 19:18).
Jesús confronta a la mujer con su religiosidad y su pecado. Le enseña que es un estorbo para acercarse a Dios y conocerle (Juan 4:10-15), Ella intento llenar su vacío de amor teniendo relaciones con diferentes hombres pero fracaso varias veces y el último intento no era su marido y Jesús la confrontó al respecto (Juan 4:16-18). La samaritana evade el tema, desviando la plática al tema de la adoración, sobre donde debe hacerse y la venida del Mesías. Ella adoraba un Dios que no conocía, por eso lo reflejaba en su mala conducta y creía que estaba bien lo que hacía.
Cuando se comparte el mensaje de salvación a la gente es muy probable que se obtenga una respuesta como: "Me quieres cambiar de religión". Cuando se habla de Dios o de lo que la Biblia, la mayoría de la gente antepone sus creencias religiosas, sin percibir que dichas ideas les impide recibir lo que Dios quiere darles, que es la vida eterna por medio de Jesucristo. Hay personas que no quieren aceptar a Jesús por miedo al cambio al confrontarse con su realidad y su pecado.
Jesucristo es el camino al Padre y sin Él no podemos reconciliarnos con Dios (Juan 14:6). Jesús siempre mostro el amor por el prójimo, no hizo acepción de personas porque tuvieran ideas equivocadas acerca de Dios y de como relacionarse y/o adorarlo. Nosotros debemos hacer lo mismo que nuestro Señor, seguir sus pasos en la demostración del amor incondicional.
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