domingo, 10 de mayo de 2009

Clase 10 - GC 2009

EL QUE VIENE DEL CIELO
Juan 3:31-36

Vivimos en tiempos en que la actividad del reino de las tinieblas es más fuerte y tiene más libertad en los medios de comunicación masiva para transmitir sus doctrinas demoniacas, pero hay mucha restricción para hablar del evangelio de Jesucristo. Los niños son bombardeados con caricaturas y video juegos que tienen conjuros satánicos y la gente lo ve normal e inofensivo, pero no saben que han dado a sus hijos una serpiente venenosa. 1 Timoteo 4:1-2

Jesús viene del Padre, del cielo y de eso va hablar, de lo que realmente tiene vida y en abundancia, porque así es la Palabra de Dios. Jesús está por encima de todos porque vino a ésta tierra con Poder y Autoridad delegada por el Padre para cumplir con su misión. Hechos 10:38

Jesús no vino hablar sus propias ideas, sino lo que oyó del Padre decir y hacer, eso mismo vino hablar y hacer. No vino por su propia cuenta sino que Dios lo envió a cumplir una tarea para redimir al hombre pecador. La gente no creía en su mensaje a pesar de todos los milagros y la manifestación del poder del Espíritu Santo. Nosotros debemos hablar solo del que nos ha enviado a predicar, solo de Jesús y de nadie más porque así lo hizo Él. Juan 5:36-44, Juan 7:16-19

Las personas que reciben el mensaje del evangelio certifican que la Palabra de Dios verdadera y digna de confianza, pero habrá personas que la rechacen por completo y hablarán mal de ella. Nosotros no debemos desanimarnos por el rechazo a Jesús, sino debemos seguir adelante sin parar en la predicación del evangelio, porque muchísima gente que están esperando nuestro mensaje con corazón abierto para calmar su sed de Dios.

Los que rechazan el mensaje del evangelio permanecen bajo el castigo de Dios, solo debemos orar que el señor tenga misericordia de ellos para que tengan tiempo para arrepentirse y obtengan la vida eterna que Cristo nos da cuando creemos en Él y lo confesamos como Señor.

Cristo nos ha enviado a predicar el evangelio y Dios nos ha dado Su Espíritu Santo sin medida, sin restricciones para que fluyamos con libertad en Su Poder y Autoridad, para que los milagros y maravillas lo glorifiquen. Nuestro mensaje bien del cielo también, no hablamos de nosotros mismos ni de nadie más, solo del amor de Dios y la herencia que tenemos en Cristo Jesús.

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