CLASE 5 - GC 2008

Ernesto Rosas

LA PROTECCION DE DIOS – 5

IV. LA PARTE DE DIOS
Dios ha provisto medios para protegernos, pero debemos tener fe en ellos. Debemos caminar conforme a los principios del Reino de Dios para gozar de Su protección.

(1) Promesa para los hijos:
Juan 1:10 al 13 - No todos son hijos de Dios, somos criaturas de Él, pero solo los que han decidido entregar Su vida Jesús se convierten en hijos de Dios disfrutando todos los beneficios y responsabilidades que esto conlleva.

1 Juan 5:18 - Los hijos de Dios no viven en el pecado, no lo practican porque han renunciado a los placeres que el mundo ofrece y han escogido agradar a Dios a través de la obediencia. Jesucristo protege a hijos de Dios obedientes y el maligno no puede tocarnos, porque somos el especial tesoro del Altísimo.

(2) Un decreto:
Salmo 105: 12 al 15 - Israel sufría cuando se salía de la cobertura de Dios por la desobediencia. Lo mismo sucede a nosotros que somos sus ungidos por el Espíritu Santo. Dios mismo ha ordenado; “No toquen a mis ungidos”, por lo tanto debemos mantenernos dentro de la cobertura de Dios a través de la obediencia.

También dijo Dios: “No hagan daño a mis profetas”. Un profeta es aquel que escucha a Dios y declara lo que Él ha dicho. Si Dios te revela Su Palabra, la crees y la declaras, entonces eres un profeta porque escuchas a Dios en la intimidad.

Si Dios declaró un decreto al decir: “No toquen a mis ungidos y no hagan daño a mis profetas”, entonces ¿Por qué sufro? – Porque Dios no prometió que no sufriríamos, pero sí nos dijo que podemos salir victoriosos en medio de las pruebas y del sufrimiento.

1Pedro 1: 6 al 7- Los sufrimientos son para probar nuestra fe y hacerla más fuerte y grande si salimos aprobados. Lo bueno es que las pruebas son por poco tiempo. Todas las pruebas tienen un comienzo y tienen un fin.

Salmo 91:15 y Mateo 28:20 - Dios promete estar con nosotros hasta el fin del mundo y en medio de la angustia. No estamos ni estaremos solos, porque Jesús es nuestro Buen Pastor, es nuestro Rey y Señor.

Romanos 8:28 - El Señor hará que todo se torne para nuestro bien porque lo amamos y se lo demostramos día a día con nuestra obediencia.