Enseñanza básica
INTRODUCCIÓN
Después de que Jesús resucitó de los muertos, se apareció varias veces a sus apóstoles. Él estuvo con ellos por espacio de cuarenta días; enseñándoles acerca del Reino de Dios (Hechos 1:3). Aún necesitaban algo de Dios antes de estar listos para llevar las buenas nuevas de la resurrección de Jesús. Jesús dijo que necesitaban ser bautizados en el Espíritu Santo.
Jesús les dijo a los discípulos que esperaran la promesa del Padre “y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:4-5).
“Bautismo del Espíritu Santo” fue predicado por Juan, antes del ministerio de Jesús, “El que viene tras de mí (Jesús) cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; El os bautizará con Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11; lea también Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33).
El día prometido llegó diez días después de la ascensión de Jesús – en el día de Pentecostés. En ese día el Espíritu Santo fue enviado del Padre por Jesús, y todos los discípulos “fueron llenos del Espíritu Santo” (Hechos 2:4). Esto fue la entrada de la iglesia a la dimensión sobrenatural, ya que la llenura del Espíritu Santo se manifestó de una forma sobrenatural. Los discípulos comenzaron a hablar en idiomas nuevos (que nunca habían aprendido y no entendían) según el Espíritu les daba que hablasen (Hechos 2:1-4).
Ahora los discípulos tenían el mismo Espíritu que moraba en Jesús durante Su ministerio y así continuaron el ministerio sobrenatural que Él había comenzado. El bautismo del Espíritu Santo no fue la introducción de los discípulos al reino de Dios, ya que eran parte de él, fue su introducción a lo sobrenatural: la obra milagrosa del poder del Espíritu Santo. Este es todavía el factor que aparta a los creyentes llenos del Espíritu Santo; lo sobrenatural. Jesús espera que todos sus seguidores caminen en el poder sobrenatural (Juan 14:12), y por eso prometió a todos los creyentes el “bautismo del Espíritu Santo”.
EL NACIMIENTO DEL ESPÍRITU COMPARADO CON EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
En el nuevo nacimiento el Espíritu Santo viene a morar dentro del creyente. Las escrituras son bien claras en que cualquiera que nace de nuevo tiene el Espíritu de Dios dentro de él (Romanos 8:9).”Él está para enseñar, exhortar y dar testimonio” (Juan 14:26, Juan 16:8-11; Romanos 8:16).
Cuando una persona nace de nuevo no está automáticamente “bautizada en el Espíritu Santo” (lleno del Espíritu Santo). “Nacer del Espíritu” y “estar bautizado en el Espíritu Santo” son dos manifestaciones distintas del Espíritu de Dios dentro del hombre. Ningún hombre puede ser bautizado en el Espíritu Santo sin haber nacido del Espíritu.
La distinción entre nacer de nuevo (conversión) y el bautismo en el Espíritu Santo se ve claramente a través del libro de los Hechos. En dos ocasiones se oró para que creyentes recibieran el bautismo en el Espíritu Santo (llenura), después de que se habían convertido.
A. El avivamiento en Samaria
Lea Hechos 8:4-24. En este relato vemos que el evangelio fue predicado y creído en la ciudad de Samaria. Los que creyeron lo que fue predicado por Felipe, fueron bautizados en agua, una señal de la entrada del hombre al cuerpo de Cristo. Jesús había dicho “el que creyere y fuese bautizado será salvo” (Marcos 16:16).
samaritanos fueron salvos, miembros del cuerpo de Cristo, “así que había gran gozo en esa ciudad” (Hechos 8:8). Aún así no habían recibido la llenura del Espíritu “porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos” (Hechos 8:16).
Podemos ver que a través de este pasaje que el nuevo nacimiento y el bautismo en el Espíritu Santo no son lo mismo. Los samaritanos habían nacido de nuevo (salvos) cuando “recibieron la palabra de Dios” (Hechos 8:14). Pero esto, no les dio automáticamente la llenura del Espíritu Santo: esta manifestación vino cuando los apóstoles les impusieron las manos.
B. La conversión de Saulo
Lea Hechos 9:1-19. La conversión de Saulo (nuevo nacimiento) sucedió en el camino a Damasco. La evidencia fue el hecho de que se dirigió a Cristo resucitado como “Señor” (Hechos 9:5). Y le preguntó a Jesús que quería que hiciera (Hechos 9:5; 22:10) y le obedeció.
Saulo (luego llamado Pablo) dijo después que esto era testimonio de Su resurrección (1 Corintios 15:8). El hombre que fue guiado ciego dentro de la ciudad de Damasco, fue un hombre que testificó y creyó en el Cristo resucitado y se sometió a su señorío.
Pero Saulo, aún convertido, no estaba todavía “lleno del Espíritu Santo”. Ananías le impuso manos para que recibiera el bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 9:17). Otra vez vemos una clara distinción entre la conversión (nuevo nacimiento) y la llenura (bautismo) en el Espíritu Santo.
C. La conversión de Cornelio
Hay ocasiones cuando las personas son salvadas y llenas del Espíritu Santo al mismo tiempo. El Espíritu Santo cayó sobre Cornelio y todos los de su casa al escuchar a Pedro predicar. No se le solicitó a Cornelio arrepentirse o confesarse: el Espíritu Santo cayó sobre él al creer lo que Pedro estaba diciendo del Señor (Hechos 10:44).
El nuevo nacimiento y el bautismo en el Espíritu Santo pueden ocurrir simultáneamente; sin embargo esto no significa que estas dos obras de Dios sean una y la misma. Si este fuera el caso, los Samaritanos (quienes habían recibido la Palabra y habían sido bautizados en agua) no hubieran necesitado después recibir el Espíritu Santo. Si nacer de nuevo significara lo mismo que ser lleno del Espíritu Santo, el convertido Saulo no hubiera necesitado que Ananías le impusiera manos para ser lleno del Espíritu Santo.
D. Obras distintas y manifiestas distintas
La regeneración por el Espíritu y el bautismo en el Espíritu son dos obras distintas del Espíritu de Dios. Cada una de ellas es resultado de la manifestación de la presencia de Dios en la vida del creyente, pero estas manifestaciones no son las mismas. La diferencia está bien ilustrada en dos afirmaciones hechas por Jesús en el Evangelio según San Juan.
1. Un pozo de agua
“Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14). En esta afirmación Jesús se refiere al Espíritu que mora en el hombre cuando nace de nuevo.
En la Biblia se usa mucho el agua como símbolo del Espíritu de Dios. El Espíritu en un hombre que ha nacido de nuevo es un pozo de agua; trayendo vida eterna a todos los que lo poseen. El pozo siempre está allí para aliviar esa sed espiritual del hombre hacia Dios y para sustentarlo. Todo creyente nacido de nuevo tiene este pozo de agua del Espíritu de Dios dentro de él.
2. Ríos de agua viva
“El que cree en mí, como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:38). En este pasaje el agua se refiere otra vez al Espíritu Santo, pero ahora Jesús se refiere al agua como ríos, no sólo como pozo. Esto nos ayuda a comprender la diferencia entre la presencia del Espíritu de Dios de aquellos que han nacido de nuevo y aquellos que son bautizados en el Espíritu de Dios. En el primero la presencia del espíritu es como un pozo, y en el segundo la presencia del Espíritu es como ríos que fluyen hacia fuera para ayudar y dar sustento a otros.
E. Símbolos del Bautismo Espíritu Santo en el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento vemos un símbolo del bautismo en el Espíritu Santo cuando Israel cruzó el río Jordán a la tierra prometida. Israel pasando a través del Mar Rojo simboliza el bautismo en agua y nuestra separación del mundo (Egipto) (Éxodo 14:22).
Pero, antes que la nación pudiera pasar a la tierra prometida, tenían que pasar por otra barrera física impasable: el río Jordán. Dios dividió el agua de este río como lo hizo con el mar (Josué 3:14-17). El cruce del Jordán gracias al poder milagroso de Dios simboliza el bautismo en el Espíritu Santo en la vida del creyente.
El cruzar a la tierra prometida no simboliza nuestra entrada al cielo después de la muerte, queda claro con el hecho de que Israel aún tenía enemigos contra quien luchar y derrotar cuando cruzó el río. No tendremos enemigos contra quien luchar en el cielo. Mientras estemos
en esta tierra tenemos un adversario (Satanás) contra quien debemos contender.
F. La diferencia = Poder sobrenatural
El Espíritu de Dios mora en todos los que tienen a Jesús como Salvador (Romanos 8:9-16). Dios da Su Espíritu a todos sus hijos para ayudarlos y guiarlos, y como testimonio interno que verdaderamente son hijos de Dios. Pero, está bien claro a través de las escrituras que este morar del Espíritu en el creyente desde su nuevo nacimiento no es lo mismo que el bautismo, la llenura en el Espíritu Santo.
Los que nacen de nuevo tienen el Espíritu como agua en un pozo; pero los que son bautizados en el Espíritu tienen el Espíritu como aguas de un río, la diferencia no está en el agua, sino en el volumen y poder de ella. El bautismo en el Espíritu Santo da al creyente una gran manifestación de la presencia de Dios y lo llena con el poder sobrenatural de Dios “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8).
Ser bautizados en el Espíritu Santo no es un requisito para la salvación o para ir al cielo. Es ofrecido a los que creen (Hechos 2:38), esto es a los que han nacido de nuevo. Es un requisito para poder operar en el poder sobrenatural de Dios.
RECIBIENDO EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
Recibir la llenura o el bautismo en el Espíritu Santo no es un proceso complicado. De hecho, no es un proceso. Es tan simple como nacer de nuevo y recibir la vida eterna de Dios. El don del Espíritu Santo fue derramado en el día de Pentecostés y está hoy al alcance de cualquiera que lo pida y lo reciba por fe. Jesús dijo: “Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:13).
A. Sólo un requisito
Hay SOLO un requisito preliminar que una persona debe cumplir antes de ser candidato para el bautismo del Espíritu Santo. Debe haber nacido de nuevo, ser creyente en el Señor Jesucristo. La llenura del Espíritu Santo no se les ofrece a los pecadores y a los que están fuera del reino de Dios; a los pecadores, Dios les ofrece el perdón y la salvación que es la forma de nacer de nuevo.
La llenura del Espíritu de Dios está reservada para los que conocen a Jesús como su Salvador. Este es el único prerrequisito para recibir esta bendición. Muchos cristianos equivocadamente creemos que debemos probar a Dios que somos santos o merecedores para recibirlo.
Presumen que Dios calcula haber si merecemos o no esta bendición antes de darla. Pero la Biblia llama a la llenura del Espíritu un regalo, dado por el Padre (Hechos 1:4; 2:38). Como todo regalo que Dios da, éste es dado en base a la gracia de Dios, y no en base a que seamos buenos o merecedores de ello.
El bautismo en el Espíritu Santo no está reservado para los cristianos que sean santos o suficientemente maduros para recibirlo. Cornelio no tuvo que esperar hasta obtener “madurez” en el Señor para recibirlo (Hechos 10:44). Los Samaritanos no esperaron años para recibir; había una urgencia para recibir y esto hizo que los apóstoles descendieran de Jerusalén (Hechos 8:14-16). Esta bendición de Dios está al alcance de todo cristiano basado en el hecho de que ha nacido de nuevo.
B. Un don gratuito
El bautismo en el Espíritu Santo es un don gratuito, como la salvación y de ninguna forma puede ser ganado. Como cualquier don de Dios obsequia, éste debe ser recibido por fe. Esto quiere decir que Dios lo dará cuando la persona lo pida y no “esperará” hasta que esta persona se haya santificado o que haya esperado mucho para recibirlo.
Unos equivocadamente creen que uno debe “esperar” por la llenura del Espíritu Santo antes de recibirlo. Basan esta creencia en este mandato de Jesús a los apóstoles: “pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, basta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:49).
1. Esperando en Jerusalén
Jesús les dijo a estos discípulos que “esperaran” en Jerusalén para recibir el Espíritu Santo cuando fuera enviado. Hasta ese momento el Espíritu Santo no había sido dado en toda su plenitud ya que Jesús no había ascendido a la diestra del Padre. Después del día de Pentecostés, ya no es necesario esperar como indican los relatos de llenuras del Espíritu Santo posteriores.
2. Ya no es necesario esperar
Este mandato específico era solo para los discípulos; se ve en el caso de Cornelio; él y su familia no tuvieron que esperar para recibir el Espíritu Santo, recibieron mientras que escuchaban el mensaje. Los discípulos en Efeso lo recibieron cuando Pablo les impuso las manos, no hay nada anotado sobre que tuvieron que esperar. Lo mismo es cierto de los creyentes Samaritanos; recibieron cuando los apóstoles les impusieron las manos.
C. Evidencia Bíblica del bautismo en el Espíritu Santo
Cuando una persona es bautizada en el Espíritu Santo, hay una manifestación sobrenatural o evidencia de esta llenura interna. Esta manifestación se llama “hablar en otras lenguas” (o idiomas). Hablar en otras lenguas simplemente es hablar en un idioma que uno NUNCA ha aprendido y no lo entiende en su mente. A través del libro de los Hechos, encontramos evidencia de que esta señal acompañaba la llenura del Espíritu Santo.
1. El día de Pentecostés
En el día de Pentecostés, los discípulos fueron bautizados en el Espíritu Santo, tal como Jesús había dicho que sucedería (Hechos 1:5). Cuando sucedió este evento comenzaron a hablar en otras lenguas. El idioma que hablaban no lo entendían, pero los extranjeros que había en
Jerusalén si lo entendían (Hechos 2:5-7).
Esto fue un suceso sobrenatural, y significa una obra milagrosa que ocurrió entre los creyentes que se habían reunido en el aposento alto. “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:4).
2. La familia de Cornelio
Previamente hemos mencionado como Cornelio nació de nuevo y fue bautizado en el Espíritu Santo a la vez. El Espíritu Santo “cayó sobre ellos” mientras escuchaban a Pedro predicar (Hechos 10:44), y fueron llenos del Espíritu Santo.
La razón por la cual los judíos que estaban con Pedro sabían que los gentiles recibieron el Espíritu Santo; fue porque les escucharon hablar en lenguas. “Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios” (Hechos 10:45-46).
Estos judíos prejuiciados estaban sorprendidos que los gentiles recibieran el Espíritu Santo, pero estaban convencidos sin ninguna duda que era así, ya que vieron la evidencia de la llenura; los gentiles estaban hablando en lenguas.
3. Los discípulos Efesios
En uno de sus viajes misioneros, Pablo se encontró con unos discípulos en Efeso que habían recibido una enseñanza incorrecta. No sabían de la existencia del Espíritu Santo. Después de que Pablo les corrigió sus creencias, les impuso manos para que recibieran la llenura del Espíritu Santo (Hechos 19:1-5). “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hechos 19:6).
Otra vez vemos cómo la evidencia sobrenatural de la llenura del Espíritu Santo fue hablar en lenguas, y en este caso, también hubo profecías.
4. Casos en que están implícitas las lenguas
En el libro de los Hechos, hay cinco casos anotados de personas recibiendo la llenura del Espíritu Santo (Hechos 2:1-6; 8:14-17; 9:17; 10:44; 119:5-7). En los tres casos que hemos discutido, la evidencia de hablar en lenguas está declarada. En los otros dos, aunque explícitamente no se menciona que hablaron en lenguas, al estudiar las escrituras nos daremos cuenta que sí está implícito que se habló en lenguas.
a. Los samaritanos
Los samaritanos recibían la llenura del Espíritu Santo al ser impuestas las manos de los apóstoles sobre ellos. “Entonces les imponían (los apóstoles) las manos y recibían el Espíritu Santo” (Hechos 8:17). La manifestación externa de los que recibían el Espíritu Santo fue tan profunda que llamó la atención a Simón (Hechos 8:18-19). Esta manifestación externa tuvo que ser mucho más que gozo y exuberancia, puesto que ya tenían estos antes de que llegaran los apóstoles (Hechos 8:8). Lo que Simón vio fue tan sobrenatural que lo hizo desear intensamente la autoridad para imponer manos como los apóstoles.
Hay poca duda de que la evidencia sobrenatural de la cual Simón fue testigo era la misma que los extranjeros en Jerusalén evidenciaron en el día de Pentecostés. Es la misma evidencia de la cual fueron testigos los judíos que estaban en la casa de Cornelio. Los samaritanos estaban hablando en lenguas.
b. Pablo
Pablo fue convertido en el camino a Damasco, cuando Jesús se le apareció (Hechos 9:5-6). Pero no recibió la llenura del Espíritu Santo hasta que Ananías vino y le impuso las manos (Hechos 9:17). Aunque las escrituras no dicen aquí que Pablo comenzara a hablar en lenguas, más tarde él le dijo a la iglesia de Corinto que hablaba en lenguas más que todos ellos (1 Corintios 14:18). Hablar en lenguas era parte de su andar cristiano.
Ya hemos visto en los otros ejemplos que el hablar en lenguas comenzaba cuando el creyente recibía el bautismo; no hay ninguna razón para no creer que Pablo comenzó a hablar en lenguas cuando recibió el bautismo en el Espíritu Santo.
D. Lenguas – Un río sobrenatural
Podemos ver a través de las escrituras citadas que la evidencia bíblica de la llenura del Espíritu Santo es hablar en otras lenguas (es decir en otras lenguas desconocidas al que habla). Esto es la señal inicial que el creyente ha sido bautizado en el Espíritu Santo.
Repito, esto no quiere decir que hablar en lenguas sea evidencia de salvación, la Biblia no nos enseña eso. Cuando una persona ha nacido de nuevo y recibe el Espíritu como un pozo de agua interno, la señal es el testimonio interno del Espíritu y un andar externo que refleja lo que el nuevo nacimiento ha hecho internamente. Pero cuando una persona es bautizada en el Espíritu Santo y recibe el Espíritu como ríos de agua viva, entonces la señal inicial de ese río sobrenatural es hablar en otras lenguas.
Hablar en lenguas va mucho más allá que la sola evidencia inicial. Las escrituras nos enseñan que estas manifestaciones sobrenaturales llegaron a ser parte de la vida de la iglesia (1 Corintios 12:7, 10) y también bendición personal para los creyentes (1 Corintios 14:4).
Los apóstoles hablaron en lenguas en el día de Pentecostés como evidencia inicial de haber recibido el Espíritu Santo, pero esto no quiere decir, que ésta fuera la única vez que este fenómeno ocurrió en sus vidas. Pablo indicó a los Corintios que frecuentemente hablaba en lenguas (1 Corintios 14:18); dijo esto, después de haber recibido la llenura del Espíritu Santo.
La Biblia enseña que hay varios beneficios al orar en lenguas.
1. Edificación
“El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica” (1 Corintios 14:4). La palabra edifica significa construir, levantar. Cuando una persona ora en lenguas se edifica internamente; su espíritu se está fortaleciendo. “Pero, vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el espíritu Santo” (Judas 20).
Orar en el Espíritu Santo es lo mismo que orar en lenguas. Los que oran en lenguas se edifican, ya que sus espíritus están orando directamente a Dios. “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios” (1 Corintios 14:2). Es un medio sobrenatural, divino, por el cual nuestros espíritus se ponen en comunicación directa con Dios.
2. Ayuda en la intercesión
Al orar en lenguas, permitimos al Espíritu Santo orar a través nuestro de acuerdo a la perfecta voluntad de Dios. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26). Estos “gemidos indecibles” incluyen orar en otras lenguas, “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto” (1 Corintios 14:14).
3. Orando por lo desconocido
A veces al estar orando se nos terminan las palabras y a veces ni siquiera sabemos cómo empezar a orar con nuestro entendimiento; en estos casos el Espíritu está para ayudarnos a orar (no para orar por nosotros sino para ayudarnos). Orar en lenguas nos ayuda a orar en situaciones en que no tenemos conocimiento completo del caso.
4. Para adorar
Hablar en lenguas es también una forma de dar gracias y alabar a Dios. Refiriéndose al hombre que habla en lenguas durante una reunión; Pablo dice: “Porque tú a la verdad, bien das gracias, pero el otro no es edificado” (1 Corintios 14:17). El hombre que habla en lenguas da gracias; él está alabando a Dios, aún cuando no está edificando a la persona a su lado, la que no lo entiende.
5. Su uso en público comparado con su uso en privado
Todos los beneficios enumerados aquí (y aún hay más) son el resultado de orar en lenguas en privado. También el hablar en lenguas se usa en público, y eso es lo que Pablo nos enseña en 1 Corintios 14.
Muchos confunden cuando Pablo pregunta, “¿Hablan todos en lenguas?”, (la respuesta a esta pregunta retórica es “¡NO!”), no es para hacernos entender que no todos debemos usar este idioma para orar (hablar en lenguas) sino que Pablo simplemente está rechazando el abuso en la práctica de hablar en lenguas en público. Si cuatro o cinco hombres se paran en una reunión y simultáneamente comienzan a hablar en otras lenguas, entonces nadie en esa reunión será edificado.
“Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lenguas desconocidas” (1 Corintios 14:18-19). Aquí aclara Pablo que él habla en lenguas en privado, pero cuando se dirige a la congregación, prefiere hablar en un idioma conocido para que todos puedan entender y ser edificados.
El orar en lenguas en privado siempre edifica y ayuda a la persona. Pero cuando uno habla a la congregación, no debiera hablar en lenguas, si no está alguien para interpretarlas, para que todos sean edificados. Así vemos que el propósito de Dios es que nos edifiquemos ya sea individualmente a través del uso en privado de las lenguas; o en la congregación a través del uso público de las lenguas con interpretación.
LA PUERTA A LO SOBRENATURAL
La intención de Jesús para sus seguidores era que continuaran el ministerio de la predicación, la enseñanza, la sanidad y la liberación que él había comenzado. Le dijo a los discípulos que ellos harían las obras que él hacía y aún mayores; ya que iba a regresar al Padre (Juan 14:12). Cuando volvió al Padre envió al Espíritu Santo (Hechos 2:33), para dar poder a la iglesia para que hiciese esas obras.
Jesús le dijo a los discípulos que no se fueran de Jerusalén (para tratar de continuar el ministerio que había comenzado) antes de que el Espíritu Santo fuera derramado sobre ellos (Hechos 1:4). Después de que fueron bautizados en el Espíritu Santo serán “testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Cuando cualquiera de ellos compartía las buenas nuevas, se manifestaba el poder sobrenatural de Dios (Hechos 3:6-7; 5:12, 15-16; 6:8; 8:7; 9:34, 40; 14:9-10; 19:11-12).
A. La evidencia inicial es sobrenatural
Como ya hemos visto, la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas. Esto no es un evento natural sino sobrenatural. Así que esta llenura sobrenatural del bautismo del Espíritu Santo es para dar poder sobrenatural al creyente y debe ir acompañada de una evidencia sobrenatural. Pero hablar en otras lenguas solo es el principio del andar sobrenatural del creyente lleno del Espíritu Santo.
B. Los dones del Espíritu Santo
Los dones del Espíritu Santo anotados en 1 Corintios 12 son todos sobrenaturales. No son habilidades naturales, como la habilidad para hablar, o habilidad para la música; este tipo de talentos se encuentra en los hombres, aún en los no creyentes. Los dones del Espíritu Santo son la obra sobrenatural del Espíritu de Dios actuando a través de los hombres. El bautismo en el Espíritu Santo guiará al creyente a funcionar en los dones.
C. La iglesia sobrenatural
Una de las características más sobresalientes de la iglesia primitiva era el hecho de que se movía en la dimensión de lo milagroso. El poder milagroso de la obra de Dios era común en esa iglesia. Para ellos, continuar el ministerio que Jesús había comenzado era claro, y que ellos debían conducir su ministerio de la misma manera como Jesús condujo el Suyo mientras estuvo en la tierra (Mateo 4:23; Hechos 5:14-16).
Jesús les dijo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). El tipo de poder a que se refería Jesús era demostrando en el ministerio de los apóstoles, predicaban la palabra la cual era confirmada por señales y maravillas. Dios quiere que todo creyente tenga este mismo poder. Dios quiere que todos sus hijos sean bautizados con el Espíritu Santo.
SUMARIO. EL RÍO SOBRENATURAL EN EL CREYENTE
El bautismo en el Espíritu Santo es para todo hijo de Dios que ha nacido de nuevo. Cada creyente tiene el Espíritu dentro de él como un pozo de agua, pero Dios quiere que cada creyente tenga el Espíritu fluyendo con poder como ríos de agua viva. Este río de agua viva fluyendo desde adentro es el resultado de haber sido una persona bautizada en el Espíritu Santo.
Cuando el Espíritu Santo está fluyendo como un río sobrenatural, entonces comienzan a suceder cosas sobrenaturales. Por eso, cuando los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, comenzaron a hablar en lenguas extrañas que nunca habían aprendido. Esto fue un evento sobrenatural. Después salieron y comenzaron a hacer las obras de Jesús, y aún obras mayores, ya que tenían un río sobrenatural fluyendo desde adentro.
BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO - PREGUNTAS DE ESTUDIO
1. Brevemente explique cómo el relato de la conversión del pueblo de Samaria (Hechos 8:4-24) nos muestra claramente que el nuevo nacimiento y el bautismo en el Espíritu Santo son dos experiencias distintas y separadas con el Espíritu Santo.
2. Usando el simbolismo que Jesús utilizó en Juan 4:14 y Juan 7:38, explique la diferencia entre aquellos que han nacido de nuevo y aquellos que han sido bautizados en el Espíritu Santo.
3. ¿Quién es elegible para recibir el bautismo en el Espíritu Santo?
4. La Biblia indica que la llenura del Espíritu Santo fue acompañada por una manifestación sobrenatural. ¿Cuál fue esa manifestación? Cite tres versículos en donde se indique este hecho.
5. ¿Cuál es la diferencia entre el uso privado y público de las lenguas? ¿Cuál es el propósito común del uso público y privado de las lenguas?
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