sábado, 9 de enero de 2010

Clase 1 - GC 2010

QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA
Juan 8:1-11

Es tan fácil juzgar a los demás sin ver nuestros propios errores. David decía: ¿Quién está consciente de sus propios errores?... Salmos 19:12. Confrontarnos a nosotros mismos es un gran desafío que todos debemos aceptar, pero de una o de otra manera lo esquivamos.

Jesús estaba en templo enseñando sobre el Reino de Dios, pero lo interrumpieron con un caso inmoral y se lo expusieron para probarlo. Los religiosos andaban de fisgones viendo a una mujer que estaba teniendo relaciones sexuales con un hombre que no era su esposo. Levantaron su voz para juzgarla y apedrearla según la ley de Moisés.

Era una trampa para Jesús pues querían argumentos para acusarlo en caso de una repuesta contraria a la ley. El Señor con gran sabiduría se inclino y escribió en el suelo, no sabemos qué, pero después les dijo: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”

Todos tenían una larga cola que le pisaran, no tenían cara para enfrentar el desafío de Jesús. Entonces uno a uno, desde el más joven al más adulto empezaron a retirarse, y me imagino que con la cabeza agachada iban derrotados al ser confrontados con sus pecados y sus errores.

Dios a través de Santiago (4:11-12) nos ordena que no hablemos mal unos de otros. No quiere que hablemos mal o juzguemos a las personas, porque el único que lo puede hacer es Dios. Si nosotros no somos Dios, entonces ¿Por qué juzgamos a los demás? Algunas personas tienen éste mal hábito y es necesario pedir perdón a Dios y renunciar a ser juez de los demás.

Dios es un Dios de misericordia, de perdón cuando hay un verdadero arrepentimiento y confesión de pecados haciendo el compromiso firme de abandonarlos. Jesús vio que nadie pudo acusar a la mujer, y le dijo que Él tampoco la juzgaría, pero le dio una orden: “No vuelvas a pecar”, significa que debía abandonar definitivamente el pecado del adulterio.

Dios nos da oportunidad para alcanzar el perdón a través del arrepentimiento verdadero, que es odiar y abandonar la maldad para alcanzar misericordia y perdón. Proverbios 28:13, Job 22.23

Nosotros también debemos dar oportunidad a otros que se han equivocado, no debemos juzgarlos ni rechazarlos, debemos perdonarlos para que pueda ser restaurada la relación.

Renunciemos al mal hábito de juzgar y criticar a los demás, porque eso abre las puertas a la amargura del corazón, donde salen palabras que no edifican y solo destruyen.

No hay comentarios: