Contenido
I n t r o d u c c i ó n
1. Cuatro verdades
2. ¿Qué ha pasado en mí?
3. La identificación con Cristo
4. La relación con Cristo en su muerte
I n t r o d u c c i ó n
El ser humano fue diseñado para tener una comunión intima con su creador para lograr una vida llena de satisfacción, amor, realización y felicidad. Fuera de Dios nada nos puede llenar porque todo es pasajero y superficial, aunque el ser humano aparente estar bien y que no le falta nada, en el fondo de su ser esta sediento, hambriento y con necesidad espiritual.
Muchas son las maneras de llenar el vacío que tiene la humanidad que vive sin y lejos de Dios, pero nada lo podrá satisfacer, ni las drogas, el sexo, la pornografía, ocultismo, brujería, creencias esotéricas, la religión, el deporte, el trabajo, la escuela, la profesión, el dinero, simplemente nada lo podrá hacer.
El ser humano no puede vivir sin la presencia de Dios porque así fue diseñado y esa es su naturaleza espiritual. El Señor no nos hizo para que practicáramos una religión sino para que vivamos una “relación de amor” con Él por la eternidad, para ser una familia donde Él es nuestro Padre y Dios por medio de Jesucristo.
El cristianismo comienza cuando reconocemos y aceptamos el sacrificio que hizo Jesucristo en la cruz por nosotros, creyendo que Él murió y resucitó conforme a las Escrituras, que vive por siempre a las diestra de Dios Padre y que muy pronto viene por todos los que hemos creído en Él y vivimos como Él. Después de creer en Jesús lo confesamos como nuestro Señor y Rey para que viva en nuestro corazón.
Le felicito porque usted ya hizo esta confesión de fe en Jesucristo y ahora comienza una nueva vida con una perspectiva diferente porque aprenderá a ver las cosas como Dios las ve y las harás como Él las hace. Es un honor poder enseñarte tus primeros pasos con Jesús para tener una vida de éxito, satisfacción, alegría y felicidad. Bienvenido.
Ernesto Rosas
LECCION UNO
Haz hecho la decisión más importante de tu vida, creer y confesar a Jesucristo como Señor y Rey por siempre. Es necesario que comprendas cuatro verdades que respaldan tu decisión.
1. El AMOR DE DIOS
Dios te ama y solo quiere bendecirte.
Juan 3:16 NVI
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
El amor es un acto, una decisión que se demuestra con obras o hechos. Dios dice que nos ama y lo demostró al dar a su único hijo para que tomara nuestro lugar para pagar nuestra deuda de muerte, ya nosotros no podíamos pagarla y estábamos destinados a perdernos lejos de Dios por la eternidad.
Desde el principio nuestra vida fue planeada por Dios, todos sus pensamientos, y planes acerca de nosotros son de bienestar. Quiere que nuestra vida este segura por la eternidad, porque nos somos obra de la casualidad sino que fuimos planeados con un propósito.
Siempre esta pensando como bendecirnos para que disfrutemos la vida a lo máximo, porque fuimos creados para tener vida en abundancia.
Jeremías 29:11-13 NVI
“Porque yo se muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el Señor --, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”.
Salmo 139:17-18 NVI
“¡Cuan preciosos, oh Dios me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! Si me propusiera contarlos, sumarían más que los granos de arena. Y si terminaría de hacerlo, aún estaría a tu lado”.
Dios es un Padre amoroso que desea lo mejor para sus hijos, y por tal razón siempre estamos en sus pensamientos. No hay nada comparable con el amor de Dios y nada mejor que el saber que nos ama.
2. UNA DEUDA POR PAGAR
Todos los seres humanos han pecado y la paga del pecado es muerte.
Pecado es violar las instrucciones de Dios, es ir en la dirección equivocada que es opuesta al Señor, es hablar o hacer lo impropio e injusto.
En el principio la generación humana mantenía una relación íntima con Dios, había una estrecha comunicación, compañerismo que ambos disfrutaban.
Adán y Eva tenían la vida de Dios, estaban completos y felices. El grave error del ser humano fue la “desobediencia”, porque no se sometió a la autoridad del Creador e hizo caso omiso a la instrucción que había recibido de Él.
Adán y Eva tomaron la dirección equivocada al quebrantar la instrucción de Dios, porque se les dio permiso para comer cualquier fruto del huerto excepto uno, y si lo hacían la sanción o castigo era la muerte.
Desde el principio Adán y Eva nos heredaron la muerte y estábamos lejos de Dios y sin la capacidad de pagar el precio de la deuda para librarnos de la muerte.
Romanos 3:23 NVI
“…pues todos han pecado y están
privados de la gloria de Dios,…”
Romanos 6:23 NVI
“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
La desobediencia a Dios solo nos cierra las puertas para estar con Él por la eternidad y eso significa la muerte eterna. No fuimos creados para eso pero el mismo ser humano tiene la libertad de escoger su destino, vida o muerte y desafortunadamente las primicias humanas de la creación escogieron la muerte.
3. PAGANDO LA DEUDA
Jesús murió por tus pecados y resucitó para que tengas vida eterna.
Definitivamente no estábamos capacitados para pagar la deuda que nos dejo la desobediencia de Adán y Eva. Vivir lejos del Señor y terminar en la muerte era nuestro destino irrevocable, pero gracias a Dios que su amor fue más allá de lo que podemos imaginar, pues estuvo dispuesto en dar a su único Hijo para que tomara nuestro lugar y pagara el precio de la deuda.
1Timoteo 1:15
“Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”.
Jesucristo vino a salvar lo que se había perdido, vino a restaurar la intimidad con Dios como en el principio, pagó el precio de la muerte para que la deuda saldada y con su sangre preciosa borró el decreto que estaba en nuestra contra. Nadie lo podía hacer, solo Cristo Jesús el cordero de Dios sin mancha, sacrificado por nosotros.
Hechos 4:12 NVI
“De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos”.
Dios con su gran poder levantó de entre los muertos a Jesús para que nosotros pudiéramos recibir los beneficios de su resurrección pues tenía que presentarse ante al padre con su sangre para redimirnos y darnos la vida de Dios al creer en Él.
Después de la resurrección el Padre celestial glorificó a Jesucristo entregándole un Reino, poder y autoridad, y así fue como nos trajo la salvación y todas las bendiciones de Dios para que las disfrutáramos desde ésta vida y por la eternidad.
4. NUESTRA PARTE
Debes arrepentirte, recibir a Jesús y confesarlo como tu Señor.
La deuda ha sido pagada por Cristo Jesús pero no va a pasar nada si nosotros no hacemos nuestra parte para entrar nuevamente en la intimidad con Dios como en el principio.
Hechos 2:38 NVI
“Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados –les contestó Pedro --, y recibirán el Don del Espíritu Santo”.
Arrepentirnos
El arrepentimiento es parte fundamental y el primer paso para acercarnos a la cruz donde Jesús pagó el precio. Es reconocer nuestro pecado ante Dios, confesárselo y apartarnos de ese pecado para no volverlo hacer.
El verdadero arrepentimiento o el de corazón significa que te duele haberle fallado a Dios y ya no quieres volverlo hacer, por eso lo confiesas y renuncias a ese pecado para agradar a Dios y no perder Su presencia.
Proverbios 28:13 NVI
“Quien encubre su pecado jamás prosperará; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón”.
El encubre o justifica su pecado solo esta mostrando su soberbia e independencia de Dios y lo único que esta acarreando a su vida es muerte, fracaso, vacío, tristeza, pobreza y maldición tras maldición. Simplemente Dios rechaza a los soberbios.
Santiago 4:6 NVI
“…Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes…”
Necesitamos el perdón de Dios para poder disfrutar la vida como Él manda y de acuerdo a su diseño original y planes de bienestar que trazó para nosotros.
La humildad es relevante para poder acercarnos a Dios y arreglar cuentas con Él. Te daré cinco consejos para practicar la humildad ente nuestros errores o pecado: 1. Reconoce tu error; 2. Acepta la responsabilidad de lo que hiciste o hablaste; 3. No justifiques tu error; 4. Pide perdón de corazón; 5. Demuestra tu arrepentimiento con buenas obras permanentes.
Es importante apartarnos de la maldad que estábamos haciendo para no caer nuevamente bajo la maldición que deja la desobediencia. Debemos odiar o aborrecer el pecado.
Proverbios 8:13 NVI
“Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso”.
El Temor al Señor es amarlo, agradarlo, respetarlo, estar bajo su autoridad y hacer solo Su voluntad sin anteponer nuestras ideas o deseos, mucho menos discutir sus ordenes e instrucciones.
Si realmente amamos a Dios debemos odiar hacer lo malo, lo que no le agrada a nuestro Señor, debemos odiar todo lo que sea pecado. El versículo anterior nos hace la observación de tres cosas que el Señor aborrece: 1. La soberbia que es orgullo y arrogancia; 2. La mala conducta y 3. Las palabras perversas.
Jesucristo nuestro Señor y máximo ejemplo a seguir nos enseñó con su manera de vivir que si podemos agradar a Dios cuando decidimos odiar la injusticia, el pecado.
Hebreos 1:8 NVI
“Has amado la justicia y odiado la maldad, por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con aceite de alegría, exaltándote por encima de tus compañeros”.
El arrepentimiento es el primer paso para buscar la reconciliación con Dios por medio de Jesucristo no hay otra alternativa.
Creer y recibir a Jesús
Creer en Jesús y recibirlo en nuestra vida para convertirnos en hijos legítimos de Dios es el segundo paso. No todos son hijos de Dios, son criaturas únicamente.
Juan 1:12 NVI
“Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”.
Debemos creer que Jesús vino en forma humana, que murió y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras, y esta sentado a la diestra del Padre celestial intercediendo por nosotros. Nuestra esperanza es que el viene pronto por todos los que hemos creído para llevarnos con Él por toda la eternidad.
Creer en Jesús y recibirlo en nuestra vida nos hace participar de la naturaleza de nuestro Padre celestial y ser parte de la gran familia real, porque ahora somos hijos escogidos, reyes y sacerdotes para Dios por medio de Cristo Jesús.
Confesar a Jesús como Señor
Dios nos ha dado una boca para hablar y ahora es el turno de hacerlo, porque hemos creído en Jesús en nuestro interior, en nuestro corazón pero es necesario manifestar nuestra fe de manera verbal y audible.
2Corintios 4:13 NVI
“Escrito esta: Creí, y por eso hablé. Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por eso hablamos.”
Romanos 10:8-10 NVI
“¿Qué afirma entonces? La palabra esta ceca de ti; la tienes en la boca y en el corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesa con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levanto de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.”
Nuestra fe habla. Declarar a Jesús como nuestro Señor es la parte final de las cuatro verdades para reconciliarnos con Dios, estar en paz con Él y seguir sus pisadas. Esta declaración suelta Su paz en nuestro interior aún que estemos en medio de la adversidad.
LECCIÓN DOS
Algo maravilloso a sucedido, usted ha nacido de nuevo. El vacío que tenía en su corazón ha sido llenado por el amor de Dios a través de Jesucristo, Su Hijo Amado. En el mismo instante que usted creyó y le confesó como Señor y único salvador para que por fe habitara en su corazón.
En ese acto de fe, usted recibió a Jesús en su corazón como Señor, encontró una nueva vida que le hace vivir con estilo diferente, y otras muchas cosas le ocurrieron, mencionaré algunas de ellas:
> Cristo ha entrado a su vida.
Efesios 3:16-21; Colosenses 1:27.
> Sus pecados han sido perdonados.
Colosenses 1:13-14.
> Usted ahora es un hijo de Dios.
Juan 1:10-13; 1 Juan 3:1-3.
> Ahora tiene nueva vida en Cristo.
2 Corintios 5:17-18.
> Ahora es parte de la gran familia de Dios.
Esta formada por todos aquellos que han tomado la misma decisión que usted ha hecho; creer y confesar a Jesús como Señor, y esto lo ha hecho nacer de nuevo.
EL NUEVO NACIMIENTO
Desde el momento que usted recibió a Jesucristo en su corazón, usted ha nacido de nuevo y literalmente es un bebé espiritual. Como tal es necesario alimentarse bien para crecer en su nueva vida y en conocer más a Dios tal y como es Él según las escrituras y no como lo muestra la religión. Necesita ejercer las siguientes prácticas:
1. LEER LA BIBLIA DIARIAMENTE
Se recomienda usar el plan de lecturas Bíblicas que tenemos, por favor pregunte a sus líderes de GC. Si no lo tiene, entonces empiece con el libro de Juan, y lea un capítulo de proverbios diario conforme a la fecha, al final de cada mes vuelva a comenzar con los proverbios.
2. OBEDIENCIA TOTAL
Dios honra al que le honra con la obediencia. Si la Biblia dice que debe perdonar, perdone; si dice que debe amar a su enemigo, ámelo; si dice que debe bendecir, bendiga; etc.
3. ORAR TODOS LOS DÍAS
Orar significa hablar con Dios y no necesita un lenguaje especial, use sus propias palabras y sentimientos para expresarlo al Señor. Comience diciendo lo que significa Dios para usted, lo hermoso e inigualable que es Él. No se afane tanto por sus necesidades, platique con Dios tranquilamente y confiando en su misericordia.
4. COMPARTIR A OTROS SU NUEVA VIDA
No necesita tomar muchos cursos para compartir lo que ha pasado en usted, solo diga de manera muy sencilla y concreta en un minuto máximo:
> “Cómo estaba”
Su vida sin Cristo, el vacío y la confusión.
> “Qué hizo”
Recibir a Cristo en su corazón.
> “Cómo está ahora”
Lo que ha logrado mejorar en su vida, la paz que
Tiene ahora en su interior.
La gente quiere oír resultados, soluciones y no religión. Nacer de nuevo no es cambiar de religión, sino restaurar una relación con Dios por medio de Jesucristo. Todos necesitamos una nueva vida como la que usted tiene ahora.
5. REUNIRSE SEMANALMENTE
Rodéese de personas con actitud positiva, como los cristianos maduros. Hay dos lugares importantes de reunión, los domingos en la congregación y entre semana en un grupo en casa (GC). No se conforme con éste último, lo esperamos los domingos para que conozca a más personas de la gran familia de Amistad de Pachuca.
No es bueno dejar de reunirse porque la nueva vida se puede enfriar y claudicar del propósito que Dios tiene para tu vida. Es como un trozo de leña que esta en el fuego y mientras este ahí se mantendrá encendida, pero si se retira del fuego se apagará poco a poco. Lo mismo sucede con los cristianos.
Hebreos 10:25 NVI
“No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.”
Por tal razón le animamos a reunirse los domingos y en el grupo en casa entre semana. No se aísle y disfrute los beneficios de pertenecer a la gran familia cristiana de Amistad de Pachuca.
Ahora ya sabe lo que ha pasado en usted, téngalo muy presente en su nueva vida, para triunfar y ser feliz en Cristo Jesús.
LECCIÓN TRES
Introducción
En la segunda lección confirmamos la decisión de haber recibido al Señor Jesús en su corazón, esta decisión le ha hecho pasar a ser un “hijo de Dios” (Juan 1:12) y tenga vida eterna (Juan 3:16).
La Escritura enseña que al momento de haber recibido al Señor en su corazón, se ha operado en su vida un nuevo nacimiento. Ahora “las cosas viejas pasaron y todas vienen a ser nuevas” (2 Corintios 5:17).
Es natural que si acaba de “nacer de el Espíritu” se sienta como un “bebé espiritual”, y es necesario que se dé a la tarea de crecer por lo menos en dos áreas: en la oración y en la comunión.
CRECIENDO EN LA ORACIÓN
Orar es hablar con Dios tal como piensa y siente, de su corazón al corazón del Señor. En el crecimiento normal de los niños, tienen una etapa donde comienzan a articular sus primeras palabras y es una experiencia hermosa que vivimos los padres. De la misma manera los que hemos nacido de nuevo, en nuestro espíritu, tenemos que aprender a hablar y comunicarnos con nuestro Padre Celestial, es una experiencia indescriptible.
> Orar es hablar con Dios. Rezar es repetir frases selectas de otras personas. Mateo 6:7-8.
> Orar es la fuerza del cristiano, y debe continuar en ello. 1 Tesalonicenses 5:18.
> Orar es un buen hábito que debe perseverar cada día. Hechos 2:42.
> Orar para no caer en tentación. Marcos 14:38; 26:36, 39.
> Orar por nuestros enemigos. Mateo 5:44.
Nuestra oración debe ser en todo tiempo bajo el ejemplo de Jesús:
· La oración se dirige al Padre en el Nombre de Jesús. Juan 14:13-14.
· A solas. Mateo 14:31; 26:36, 39. Marcos 1:39.
· Por los alimentos. Mateo 14:19.
· Antes de tomar decisiones. Lucas 6:12-13.
CRECIENDO EN LA COMUNIÓN
La escritura enseña que somos el cuerpo de Cristo y Él es nuestra cabeza. Efesios 5:23, Colosenses 1:18. Veamos lo siguiente:
> Unirse activamente al cuerpo significa participar constantemente de las reuniones de la congregación y del grupo en casa, para mantener la comunión con el cuerpo de Cristo. Romanos 12:4-5.
> Cada persona que ha nacido de nuevo pasa a formar parte del cuerpo de Cristo, y ocupa un lugar especial dentro de Él, no importando su “categoría o condición social”. 1 Corintios 12:12-17.
> Mediante la comunión con el cuerpo de Cristo vamos creciendo y siendo fortalecidos en el amor. Efesios 4:11-16.
> El ejemplo más bello de perseverar en la comunión con el cuerpo de Cristo nos lo enseñan los primeros cristianos en Hechos 2:46-47.
CONCLUSIÓN
La oración y la comunión son dos principios importantes en el Reino de Dios que no debemos ignorar u olvidar. Nosotros como “sus hermanos mayores” queremos ayudarle a caminar con Jesús y apoyar su edificación para consolidar su sano crecimiento espiritual en su nuevo estilo de vida en Cristo Jesús.
Estamos dispuestos a seguir visitándole y esperamos su presencia en nuestro grupo en casa y en las reuniones para toda la familia los domingos, para que nos gocemos y nos alegremos juntos.
LECCIÓN CUATRO
Con gran alegría estamos llegando a un momento importante en su vida, al permitirnos compartirle la cuarta lección, en la que queremos seguir edificando su vida espiritual. En las lecciones anteriores hemos confirmado lo siguiente:
> Las cuatro verdades para reconciliarnos con Dios por medio de Jesucristo.
> La decisión de permitir a Jesucristo ser el Señor de su vida.
> Le hemos enseñado a hablar con Dios y la importancia de reunirse con otros creyentes como usted, que hemos tenido la misma experiencia con Cristo.
En la tercera lección queremos hablarle de un paso importante en el crecimiento de la vida cristiana, y es la relación con Cristo en su muerte.
1. CRISTO MURIÓ POR NUESTROS PECADOS
“Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8 NVI.
Esto quiere decir que a usted y a mí, nos tocaba morir en la cruz para pagar el precio de nuestros propios pecados, sin embargo el amor de Jesucristo ha sido tan fiel y tan grande que ocupó nuestro lugar en la cruz, muriendo por nosotros y librándonos de la muerte eterna al creer y aceptar su sacrificio en la cruz.
Hebreos 9:22-26 nos muestra que sin derramamiento de sangre no hay remisión (perdón) de pecados, y que fue necesario que Cristo se ofreciera una sola vez como sacrificio para quitar el pecado, y darnos la oportunidad de tener vida eterna. Este sacrificio que Cristo hizo en la cruz del calvario, significa que su muerte es nuestra muerte, y la deuda esta pagada por completo con su preciosa sangre.
2. YO DEBO MORIR AL PECADO
En Romanos 6, nos muestra la alternativa de seguir pecando aún cuando ya sea cristiano, pero su respuesta es que no debemos hacerlo, y dice:
“¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?” Romanos 6:2.
Así como Cristo murió por nuestros pecados, nosotros también debemos hacerlo, debemos morir al pecado desde el momento que decidimos recibir a Cristo Jesús en nuestro corazón. Por lo tanto debemos considerarnos muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús. El pecado son actos y actitudes que a Dios no le agradan y prohíbe que hagamos, pues dañan nuestra integridad. Por lo tanto, morir al pecado significa que debemos abandonar, renunciar y dejar todos esos actos y actitudes negativas, para que el pecado no domine sobre nosotros.
Gálatas 2:20 dice que con Cristo estamos juntamente crucificados, y ya no vivimos nosotros, más Cristo vive en nosotros, y que en esta vida vivamos por la fe en el Hijo de Dios, el cual nos amó y se entregó así mismo por nosotros.
Si Cristo realmente vive en nuestro corazón, debemos estar consientes que hemos muerto al pecado. El pecado ya no puede hacernos nada, porque un muerto ya no responde activamente a las invitaciones a pecar.
La orden del Señor es que no reine el pecado en nuestro cuerpo mortal, para que no obedezcamos sus deseos carnales, tampoco presentemos nuestros miembros al pecado como instrumento de maldad, sino presentarnos nosotros mismos a Dios como instrumentos de justicia. Romanos 6:12-13.
3. EL BAUTISMO, SÍMBOLO DE MI MUERTE AL PECADO
Cuando una persona muere, lo más natural y lógico es que sea sepultado. El Señor Jesucristo murió, fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo a las escrituras en 1 Corintios 15:3-4.
De la misma manera nosotros que morimos al pecado al recibir a Cristo en nuestro corazón, también debemos ser sepultados y resucitar de manera simbólica a través del bautismo. Sugerimos que lea nuestro librito “Bautismo en agua” para mayor información al respecto.
En Mateo 28:19 en la gran comisión ordena que cada discípulo de Cristo deba ser bautizado, es decir, sepultado o sumergido en agua.
La gran pregunta es:
¿Cuándo debo ser bautizado?
Veamos la respuesta en el libro de los Hechos 8:26-40:
La condición para bautizarse es creer en Jesucristo de todo corazón y desear obedecer el mandamiento de bautizarse en agua.
El tiempo: de inmediato, después de haber creído en Jesús.
La forma: sepultado en agua. Hechos 8:34-35.
CONCLUSIÓN
Le invitamos a obedecer de todo corazón el mandamiento de ser bautizado en agua. Pronto le daremos la fecha próxima para que junto con otros como usted, que han creído y aceptado a Jesús como su Señor, puedan obedecer este mandamiento y ser bautizados en agua.
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